jueves, 29 de noviembre de 2012

04/07/08 2:18 a.m.


Y lo que en un principio era placentero, se ha convertido en un dolor de entrañas sin razón aparente. Bueno, no es tan difícil de descifrar…

 El exceso de búsqueda de satisfacción siempre nos conducirá a senderos escabrosos donde muchas veces no hay retorno. La médula helada y erguida durante segundos infinitos se rompe al no hallar la sustancia que antes era ley. Siniestros rostros abordan la razón de la conciencia que vaga perdida en un mundo oscuro y cristalino.

Las caminatas nocturnas solían funcionar hasta que la conocí y todo se vino abajo.

Ahora tengo que velarle el sueño esperando un poco más que un “buenas noches” y un beso.

 Quisiera entregarle mi desesperación y mis sueños, mi angustia y mis deseos, mi estupidez y mi grandeza, pero ella vive en otro mundo muy distante al mío.

No se si sea la gotera lo que los despierta, o las teclas muertas que permanecen así durante todo el día y deciden salir a bailar por la noche y consumir algo de éxtasis para aderezar la experiencia. De cualquier forma temen reclamar. Nadie quiere lidiar con un tipo que no sale de su cuarto en todo el día y tiene la necesidad compulsiva de escribir por las noches. Yo no lo haría…

Si un ángel baja y me entrega una carta anunciando una invitación al más allá, es probable que la acepte, o que le arranque las alas, o que lo corrompa dándole cerveza y mariguana. Su entero ser sacudiéndose al ritmo de una melodía nunca antes grabada, su cerebro derritiéndose al beat de música que no necesita ser inventada.

Hay papel pegado a mis dedos que no permite disimular mi situación. Cada vez más encerrado en la prisión que este cuerpo. Debería convertirlo en un hermoso vehículo. El auto abuso es la llave, es el gozo, es la sensación del dolor provocando una maliciosa sonrisa.

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