jueves, 29 de noviembre de 2012

10/07/08 1:59 a.m.


Es difícil quitarse lastres que absorben del pasado, viven de él, se alimentan y se retuercen del dolor que provoca. Adoran a aquél que fuiste o pretendiste ser y fingen que no han pasado los años. Te desprecian y te desean. Alguien debería inventar una cura para las costras, que no sea arrancarlas o esperar a que se desprendan.

Sus dientes de neón se perfilan entre los frenéticos sonidos de un teclado que fue desechado hace más de 20 años. La arena se escurre entre sus manos mientras el arroja un vaso vacío al mar diciendo “Esta es mi aportación a la humanidad”. El otro le dice  “Eres un pinche cochino”. Y responde “He dicho, no pienso discutir”. Debes sacarlo de tu sistema antes de que vaya a parar a tu estómago.

Si tratas a otro ser humano como basura lo mantendrás a la expectativa, pensando en qué ha hecho mal, desandando sus pasos, pensando en qué momento te ha traicionado, midiendo sus palabras, descifrando tus deseos y dándote gusto. Hazle saber que no vale nada su vida o su esfuerzo, su perspectiva y sus deseos. Verás cómo se pulveriza en cuestión de minutos y se convierte en alguien desconocido. Más básico, menos quisquilloso.

He visto y escuchado mentes brillantes arruinadas por el paso de los días y los soles sin compasión. Con las uñas largas y una maraña de cabello que sirve como alfombra particular para sus pies.

He compartido habitaciones con gente que debería de tener  un poco de miseria para que de sus bocas salgan tres palabras medianamente sabias que no sean “gracias” y “por favor”.

Nunca debí haberla dejado ir. Ella era una escuela abierta las 24 horas.

Una noche llamó ebria, era de madrugada. Me molestó su voz intoxicada de alcohol diciendo “te amo”. En ese momento la rechacé para siempre. Ahora es demasiado tarde.

Fulminada como una fiesta de luces artificiales cambió de cielos.

Derrumbó la idea de una rosa fresca y la transformó en un gimnasio de ego donde pudiera ejercitarse para enfrentarme y dejarme en ridículo. Lo logró.

Fue lindo mientras duró…

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